miércoles, 19 de enero de 2011

¡10 horas en un aeropuerto de Berlín...!

A principios de Agosto de 2008 viajé a Polonia en vaciones y me fui por tres semanas. Me lo pase muy bien y no quería volver. Pero ya tenia pasaje de vuelta para el 20 de Agosto, miércoles.
Llegó el día, y mi tío me llevo al aeropuerto de Berlín.S iempre cojo el vuelo en Berlín porque de Berlín a la frontera de Polonia son dos horas.
Mi tío me dejo en el aeropuerto y se fue, y yo me quede ahí sola con mi maleta que pesaba muchísimo.
Llegue al mostrador para recoger mi billete y me dijeron que no hay vuelos, que se han cancelado todos porque se estrello un avión en Barajas. Y yo no puede ser ahora que hago, como vuelvo, y tenía que regresar lo más pronto posible porque tenía que estudiar para recuperar Historia en septiembre. Y, el señor del mostrador, me dijo que volviese unas horas más tarde, para ver si se solucionaban las cosas.
Y yo no podía llamar a nadie porque no tenía saldo para llamar.
Así que como estaba sola, cabreada y con hambre me fui a comer. Estuve una hora en el restaurante y me dije ya es hora de ir a preguntar.
Llegó al mostrador y ahora había una mujer y me dijo que era imposible hacer vuelos hasta Barajas y que sólo podrían empezar a volar a partir del viernes.
Me dijo que me pusiese en la cola y cuando me doy la vuelta vi una cola tan grande que me deprimí más. Pero no me quedó de otra y me puse en la cola.Y justo me llamo mi madre para preguntarme que tal la embarcación y le conté lo que paso porque ella no sabía nada. Entonces me dijo que llamaría a mi tío para que volviese por mí, pero él estaba trabajando y en el trabajo nunca contesta el móvil. Así que tenia que esperar hasta que me llamase mi tío y se terminase la cola. Pasaron unas cuantas horas y estaba en la mitad de la cola y mi tío sin seguir llamándome. Pasaron otras cuantas horas y llegué por fin al mostrador.
Era la última, por lo tanto,ya no quedaban vuelos para el viernes. Me dijeron que podría coger el vuelo la próxima semana, el martes. Y dije que no gracias, que no podía esperar tanto.
Con lo cual me tocó esperar a que me llamase mi tío. Pasaron tres horas y por fin me llamó. Me dijo que en dos horas me recogía y nos volvíamos a España.
Y me tocó ir en coche a España y mi vuelo de tres horas se convirtió en treinta horas en coche.